Cuando era pequeña y pasaba dos meses de verano en Conil jugaba en una ruina que estaba junto a la casa que alquilábamos. Era un sitio con toda la magia y la aventura que tienen los sitios abandonados para los ojos de un niño.
Cuando llegué a Conil soñaba con hacer una escuelita de arte o algo parecido. Un sitio donde los niñ@s y chic@s pudieran trabajar con distintos materiales y experimentar, crear y disponer de espacio y tiempo para hacerlo sin demasiadas instrucciones.
Y por unos caminos y otros el viernes comenzaron estos "talleres de expresión artística", (que así se ha llamado a este proyecto), junto a la Torre de guzmán en este sitio ruinoso que hoy es una preciosa sala junto a una torre que tiene más de setecientos años.
No tengo más remedio que estar nostálgica y feliz!